Las
llamadas epístolas auténticas (Epístola a los romanos, Primera y
Segunda epístola a los corintios, Epístola a los gálatas, Epístola
a los filipenses, Primera epístola a los tesalonicenses
—probablemente la más antigua—, y Epístola a Filemón),
dirigidas a creyentes cristianos de las iglesias que el Apóstol
fundó durante sus viajes misioneros después de su conversión,
conforman la sección más antigua del corpus del Nuevo Testamento:
la crítica textual moderna sostiene de forma prácticamente unánime
que fueron escritas por la mano del Apóstol apenas 20-25 años
después de la cruxificion de Jesús de Nazaret.
Nadie mejor que Pablo para hablar del verdadero evangelio al cual Dios escogio personalmente para llevar su palabra.
Saulo, que después de convertido se llamó Pablo —esto es, "pequeño"—, nació en Tarso de Cilicia, tal vez en el mismo año que Jesús, aunque no lo conoció personalmente. Sus padres, judíos de la tribu de Benjamín (Rom. 11, 1; Filip. 3, 5), le educaron en la afición a la Ley, entregándolo a uno de los más célebres doctores, Gamaliel, en cuya escuela el fervoroso discípulo se compenetró de las doctrinas de los escribas y fariseos, cuyos ideales defendió con sincera pasión mientras ignoraba el misterio de Cristo.
Las tradiciones humanas de su casa y su escuela, y el celo farisaico por la Ley, hicieron de Pablo un apasionado sectario, que se creía obligado a entregarse en persona a perseguir a los discípulos de Jesús.
Saulo, que después de convertido se llamó Pablo —esto es, "pequeño"—, nació en Tarso de Cilicia, tal vez en el mismo año que Jesús, aunque no lo conoció personalmente. Sus padres, judíos de la tribu de Benjamín (Rom. 11, 1; Filip. 3, 5), le educaron en la afición a la Ley, entregándolo a uno de los más célebres doctores, Gamaliel, en cuya escuela el fervoroso discípulo se compenetró de las doctrinas de los escribas y fariseos, cuyos ideales defendió con sincera pasión mientras ignoraba el misterio de Cristo.
Las tradiciones humanas de su casa y su escuela, y el celo farisaico por la Ley, hicieron de Pablo un apasionado sectario, que se creía obligado a entregarse en persona a perseguir a los discípulos de Jesús.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario