lunes, 4 de mayo de 2015

666 LA MARCA DE LA BESTIA parte 1

Microchips en humanos: la verdad y la marca de la bestia.

Esto ya se encontraba en las entradas principales, pero es muy importante recalcarlo:
Microchips en humanos una realidad.
Qué tal vivir en un mundo en que usted sea vigilado y monitoreado las 24 horas, todos los días de su vida, como en la película “Truman Show”. Rodeado de sensores del tamaño de una cabeza de alfiler -instalados en su casa y carro, en enseres y artículos de supermercado, en el taller de trabajo y en lugares públicos, e incluso incrustados en su cuerpo- que toman nota de sus más mínimos movimientos y transacciones y transmiten los datos en tiempo real a empresas y/o agencias de gobierno”.
Carmelo Ruiz Marrero
(Director del Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico)
INTRODUCCIÓN
Yoneji Masuda, “Padre de la Sociedad de la Información”, en 1980 expresó con preocupación que nuestra libertad está siendo amenazada, al estilo Orwelliano, por la tecnología cibernética totalmente desconocida para la mayoría de las personas. Esta tecnología conecta los cerebros de las personas, mediante microchips implantados, con satélites controlados por supercomputadoras terrestres.
Los primeros implantes cerebrales fueron insertados quirúrgicamente en 1974 en el estado de Ohio, EE.UU. y también en Estocolmo, Suecia. En 1946 se insertaron electrodos cerebrales en cráneos de bebés sin el conocimiento de sus padres. En la década del ‘50 y el ‘60, se realizaron implantes eléctricos en cerebros de animales y seres humanos, sobre todo en EE.UU., mientras se realizaban investigaciones acerca de la modificación de conducta, y el funcionamiento cerebral y corporal”.
Rauni-Leena Luukanen-Kilde
(Doctor en Medicina Ex Ministra de Salud de Finlandia)
El «transponder» o microchip consiste en un receptáculo de cristal que contiene una cápsula electromagnética y numerosos «chip» de silicio.


Mide aproximadamente 23 milímetros de largo y 3 de diámetro. Aunque encuentro también
información de chips de 11.5 mm de largo x 2.1 mm de diámetro. Cuando se transmite una señal de frecuencia al «transponder», la espiral genera una corriente eléctrica -un efecto que fue descubierto por Michael Faraday hace muchos años- que se utiliza para conducir el circuito del «chip» de silicio, y transmite una señal de 64 bits. La señal puede ser captada por un receptor que se instale en un edificio inteligente. Mediante un ordenador, puede reconocer el código, que es único, e identificar al individuo en cuestión.
También se estudia la aplicación directa de los circuitos, sin cápsula. Sin embargo, parece ser que los chips introducidos directamente en un organismo no sobreviven más de una semana. A partir de entonces empiezan a deteriorarse.
Los RFID (Radio Frequency Identification) conocidos como Identificación Pasiva no requieren una fuente de energía propia para su funcionamiento. No requieren baterías.

Este tipo de transponders son comúnmente llamados: microchips, chips, tags, electronic tags.
Sin embargo, la novedosa tecnología llamada polvo inteligente va aún más lejos que los chips RFID. Esta fue concebida hace más de diez años por Kris Pister y Randy Katz, con financiación de DARPA (Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa), brazo de alta tecnología del Pentágono
El interés de DARPA es el desarrollo de redes de sensores del tamaño de una cabeza de fósforo o más pequeños, a menudo conocidos como “motas” (smart specks), que serían desplegados sobre territorio enemigo para que transmitan en tiempo real datos sobre movimientos de tropas, armas químicas o cualquier otra información necesaria.

Atentos a esto:
“UN GRUPO DE INGENIEROS DE LA UNIVERSIDAD DE GLASGOW ESTÁ DISEÑANDO UNA NUEVA FAMILIA DE EXPLORADORES PLANETARIOS: DISPOSITIVOS DIMINUTOS, CON FORMAS QUE SE PUEDEN MODIFICAR, QUE PUEDEN SER TRANSPORTADOS POR EL VIENTO COMO PARTÍCULAS DE POLVO, PERO QUE TAMBIÉN PUEDEN COMUNICARSE, VOLAR EN FORMACIÓN Y TOMAR MEDICIONES CIENTÍFICAS.
Hay información de microchips de 5 micromilímetros. ¡Un cabello tiene un diámetro de 50 micromilímetros!



“Los seres humanos implantados pueden ser rastreados en todas partes. Sus funciones mentales pueden ser monitoreadas a distancia mediante supercomputadoras e incluso se las puede alterar modificando sus frecuencias.